Diagnóstico

4. Diagnóstico general de los ecosistemas de México


4.1 Ecosistemas terrestres

Los sistemas de clasificación de la vegetación más utilizados en los ecosistemas terrestres describen alrededor de treinta y dos comunidades vegetales, que incluyen bosques templados y húmedos, pastizales, matorrales áridos y semiáridos, selvas secas y tropicales, manglares, así como vegetación acuática y costera20. En total, el país cuenta con 138 millones de hectáreas de ecosistemas forestales21.

Tabla 6. Ecosistemas forestales presentes en el territorio nacional
Ecosistema Porcentaje de la Superficie Total
Matorrales xerófilos 40.5
Bosques 25.1
Selvas 21.9
Manglares 0.7
Otras áreas forestales 11.4
Otras asociaciones 0.4

Fuente: Conafor, 2023.

Figura 3. Ecosistemas terrestres de México (Imágenes recopiladas de Conabio, https://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/ecosismex).


Se estima que los ecosistemas forestales capturan hasta 188 millones de toneladas de CO₂ anualmente, contribuyendo a mitigar el cambio climático22. En México, la mayoría de los recursos forestales están bajo la gestión de ejidos y comunidades agrarias: 16,944 núcleos agrarios poseen superficies forestales de 200 hectáreas o más. En conjunto, abarcan millones de hectáreas (51% de la superficie forestal total). A pesar de la riqueza del capital natural que poseen, muchas de estas comunidades viven en condiciones de alta marginación.

Cantidad de incendios y superficie afectada en los últimos 10 años (2014-2024)

Figura 4. Registro histórico anual de incendios forestales (2014-2024) y la distribución espacial de la superficie afectada por estado. Fuente: https://snif.cnf.gob.mx/incendios/


Los ecosistemas forestales son clave para actividades económicas como la ganadería extensiva que depende del forraje del libre pastoreo en las selvas caducifolias y en los matorrales. Este tipo de ganadería extensiva ha sido responsable de la degradación en el 90 % de los pastizales y el 70 % de los matorrales25.

La expansión de tierras agrícolas y ganaderas ha convertido vastas áreas de bosques y selvas en tierras de cultivo y pastizales; entre 2001 y 2021, el país perdió aproximadamente 4.17 millones de hectáreas de estos ecosistemas26.

Asimismo, el crecimiento urbano y el desarrollo de infraestructura no ordenados han jugado un papel significativo. Entre 2001 y 2021, la deforestación por esta causa alcanzó una tasa promedio anual de 208,850 hectáreas 27.

Los incendios, las plagas y enfermedades forestales y la tala ilegal son también causas de la deforestación y degradación de los bosques. Se estima que en México se consume la misma cantidad de madera ilegal que legal28.

La deforestación y la degradación forestal son problemas ambientales con repercusiones sociales y económicas significativas, que afectan en mayor medida a los sectores marginados. Sus efectos se traducen en mayor vulnerabilidad a fenómenos hidrometeorológicos extremos, reducción de la disponibilidad de agua y daños a la infraestructura urbana o de presas.

4.2 Ecosistemas acuáticos continentales

Los ecosistemas acuáticos continentales están presentes en distintos ecosistemas, como pastizales, montañas, bosques, islas, en zonas costeras, en tierras áridas y semiáridas y hasta en los desiertos27. Estos son esenciales para el mantenimiento del sistema hidrológico y la protección de cuencas que alimentan ríos y sistemas lacustres, por lo que es importante comprenderlos con una visión integral y dinámica28.

Los ecosistemas acuáticos continentales incluyen cuerpos de agua dulce, salada o salobre29; como lagos, ríos, estanques, corrientes, aguas subterráneas, llanuras inundables, zonas riparias, ciénagas, pantanos, tierras anegadas. En el territorio nacional, el 44% de los depósitos de agua son dulces y el 56% son de agua salobre. Su mayor uso está asociado a actividades agropecuarias (77%); abastecimiento público (14%), termoeléctricas (5%) e industria (4%).

Estos ecosistemas proveen hábitats para diversas especies y prestan numerosos servicios ambientales, entre los que se encuentran: ser parte fundamental del ciclo hidrológico, el suministro de humedad a los ecosistemas terrestres, la filtración y retención de nutrientes, la conectividad entre ecosistemas terrestres y marinos, abastecimiento de agua potable para consumo humano, la irrigación agrícola, la pesca, la producción de energía, entre otros. Estos ecosistemas también ofrecen servicios culturales y son detonantes de importantes actividades económicas. Muchas de las grandes poblaciones del mundo están organizadas en torno al agua y los seres que viven en ella30.

Figura 5. Ecosistemas acuáticos continentales de México (Imágenes recopiladas de Conabio, https://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/ecosismex).


Los sistemas acuáticos continentales y su biota se enfrentan a diversos peligros y se encuentran en un estado de crisis31,32. La fragmentación, degradación y pérdida del hábitat se han identificado como las principales amenazas para la biodiversidad de agua dulce33,34. En México, el impacto en la biodiversidad es severo: el 39.9% de las especies de peces de agua dulce están en riesgo de extinción35.

Un problema adicional crítico es la alteración de la dinámica sedimentaria. La construcción de presas y la modificación de cauces han interrumpido el transporte natural de sedimentos y la conectividad ecológica, afectando no solo a los ecosistemas acuáticos, sino también a las zonas costeras. La retención de sedimentos en las presas reduce la disponibilidad de nutrientes y modifica los hábitats acuáticos aguas abajo, impactando a las comunidades biológicas y a la productividad de estos ecosistemas36.

El cambio climático intensifica estas amenazas al modificar los patrones de precipitación y evaporación, afectando el escurrimiento, la recarga de acuíferos y la disponibilidad de agua para consumo humano. A pesar de los esfuerzos, la sobreexplotación de los recursos hídricos continúa siendo un factor clave en la degradación de estos ecosistemas. De acuerdo con datos de Conagua (2021), el 24% de los acuíferos del país estaban sobreexplotados; es decir, de un total de 653 acuíferos, 157 presentaron sobreexplotación.

Adicionalmente, otros factores de degradación que afectan a la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos son la contaminación, la eutrofización, la introducción de especies exóticas y la descarga de aguas residuales sin tratamiento. Por ejemplo, las cuencas de los ríos Pánuco, Lerma y Balsas, que forman parte de los ríos con más diversidad de especies en México, reciben el 50% de las descargas de aguas residuales del país, de las cuales el 80% no recibe tratamiento antes de ser vertidas en los cuerpos de agua, lo que ha provocado una severa degradación de estas cuencas.

La restauración de los ecosistemas acuáticos continentales constituye una prioridad estratégica, que resulta fundamental tanto para la conservación de la biodiversidad como para garantizar el bienestar humano. Estos sistemas son particularmente valiosos ya que, a pesar de ocupar menos del 1% de la superficie terrestre en el ámbito global, albergan el 10% de todas las especies conocidas, y el 30% de los vertebrados descritos37. Las acciones de restauración son especialmente urgentes en las cuencas más degradadas.

Las oportunidades de restauración son diversas e incluyen el restablecimiento de la conectividad hidrológica, la recuperación de la calidad del agua y la rehabilitación de hábitats riparios. La restauración de estos ecosistemas genera beneficios múltiples, incluyendo la recuperación de especies nativas, el mejoramiento de servicios ecosistémicos y el aumento de la resiliencia ante el cambio climático. Las experiencias exitosas de restauración de humedales y ríos demuestran que es posible recuperar tanto la integridad ecológica, como los servicios ambientales que estos ecosistemas proporcionan38.

Figura 6. Mapa de los acuíferos sobreexplotados (Elaboración propia con datos con datos actualizados al 11 de septiembre de 2023 de: https://sigagis.conagua.gob.mx/dma230911/).

 

Los cuerpos de agua y zonas riparias son una solución poderosa de adaptación y amortiguamiento a los efectos adversos del cambio climático porque de forma natural representan zonas de refugio y transición en términos de humedad y temperatura. De su conservación depende la posibilidad de tener comunidades saludables y resilientes en muchas regiones del país39. Por ejemplo, el mantenimiento del caudal ecológico en los ríos adquiere un papel relevante, ya que son los conectores que permiten el flujo de especies y energía entre los ecosistemas de los que depende una gran cantidad de especies de invertebrados y vertebrados40. Las acciones de restauración deben considerar un enfoque integral que contemple el control de fuentes de contaminación, la recuperación de caudales ecológicos y la participación de las comunidades locales en la conservación, protección, manejo y monitoreo de estos ecosistemas.

Figura 7. Mapa de las ecorregiones marinas de México (Elaboración propia con datos de Conabio).

4.3 Ecosistemas marino-costeros

El océano es el principal regulador del clima mundial, el mayor sumidero de carbono, y el que proporciona la mayor parte del agua y el oxígeno que respiramos.

México presenta una gran biodiversidad costera y marina en una superficie total de 5,114,295 km², de los cuales 3,149,920 km² corresponden a la zona económica exclusiva. Esto significa que el 61% del territorio nacional es marino, con 11,592 km de litoral distribuidos a lo largo de 17 estados41.

Tabla 7. Características de las Ecorregiones Marinas de México
Núm. Ecorregión Marina Características
1 Golfo de México norte Parte del Golfo de México, presenta gran diversidad de hábitats y es clave para la pesca.
2 Golfo de México sur Abarca áreas importantes para la pesca y biodiversidad, con influencia de la corriente del Lazo. Importantes lagunas costeras, estuarios, manglares, lechos de pastos marinos y arrecifes coralinos.
3 Mar Caribe Mar tropical parcialmente cerrado con alta productividad primaria debido a la surgencia en el canal de Yucatán. La porción mexicana del Sistema Arrecifal del Caribe Mesoamericano está incluida en esta región.
4 Pacífico Centroamericano Influenciado por la corriente costera de Costa Rica, importante por sus lagunas y sistemas lagunares-estuarinos.
5 Pacífico transicional mexicano Zona de transición entre las aguas frías del norte y las cálidas del sur, con una rica biodiversidad.
6 Golfo de California Cuerpo de agua semi-cerrado, con fuerte influencia de mareas y circulaciones. Principal región pesquera del país (Sonora, Sinaloa y Nayarit).
7 Pacífico sudcaliforniano Influenciado por la corriente de California y costas irregulares con lagunas cos- teras y sistemas lagunares.
8 Pacífico transicional de Monterrey Zona de transición entre las aguas frías del norte y las templadas del sur en el Pacífico, rica en especies marinas. Cubre un cuarto de la costa central de California, desde siete millas al norte del puente Golden Gate hasta Cambria en el sur.

 

México está rodeado por el Océano Pacífico, el Golfo de California, el Golfo de México y el Mar Caribe. En estos sistemas se encuentran 8 ecorregiones marinas: (i) Golfo de México norte; (ii) Golfo de México sur; (iii) Mar Caribe; (iv) Pacífico centroamericano; (v) Pacífico transicional mexicano; (vi) Golfo de California; (vii) Pacífico sudcaliforniano, (viii) Pacífico transicional de Monterrey42.

Sobre las zonas costeras mexicanas confluye un complejo y variado sistema de lagunas, estuarios y formaciones litorales sobre las que existen una amplia diversidad de actividades económicas y en las que se desarrollan procesos cruciales para el mantenimiento de las poblaciones de la mayoría de los peces de interés económico.

En México existen más de 4,111 elementos entre cayos, islas, arrecifes, islotes, bajos y bancos. Las islas cubren 7,559.9 km2, lo que representa el 94.2% de la superficie insular registrada en los cuatro mares mexicanos43.

Figura 8. Ecosistemas marino-costeros en México (Imágenes recopiladas de Conabio, https://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/ecosismex).


Los humedales costeros como los manglares y los pastos marinos, que se encuentran en todo el territorio mexicano, son áreas de reproducción, crianza y refugio de una gran cantidad de especies de importancia comercial, así como de aves; funcionan como filtros naturales de la contaminación de tierra adentro, y como barreras protectoras ante inundaciones y tormentas. Además, los pastizales marinos, en conjunto con los manglares y las marismas intermareales, son importantes sumideros de carbono.

A estos sumideros marinos se les conoce como carbono azul y juegan un papel muy importante en mitigar los efectos del cambio climático44.

Por otra parte, los arrecifes de coral son de los ecosistemas económica y ecológicamente más valiosos en el planeta45. Por ejemplo, el Sistema Arrecifal Mesoamericano sano aporta beneficios económicos de más de 4.5 mil millones de dólares, lo que fortalece la resiliencia y asegura la sostenibilidad de la vida y el sustento de millones de personas46. Además, los arrecifes sirven de sustento a más del 25% de la biodiversidad marina y brindan protección a las costas.

Las principales amenazas que enfrentan los ecosistemas marinos y costeros son, en más del 70% de los casos, producto de las actividades humanas que se realizan tierra adentro, como el uso de pesticidas, herbicidas, fertilizantes, detergentes, petróleo, productos químicos industriales, descarga de aguas residuales y los residuos sólidos urbanos. Adicionalmente, el tráfico marino y costero produce contaminación por el uso de combustibles fósiles y junto con las actividades petroleras no manejadas de forma adecuada, presentan un riesgo adicional por la probabilidad de que se produzcan fugas47.

México cuenta con 755 ecosistemas arrecifales cuyos principales usos son: la pesca, el turismo, la navegación y la minería. Estos usos producen contaminación, fragmentación del hábitat, sobrepesca, introducción de especies exóticas, sedimentación, blanqueamiento, mortalidad y enfermedades de los corales48.

La minería submarina, prohibida en México (artículo 20, Ley de Minería), debe reforzarse legalmente con normas oficiales mexicanas y/o acuerdos secretariales, ya que la extracción de metales como cobalto, níquel o manganeso de los fondos marinos, requiere de maquinaria pesada para extraer nódulos metálicos. Esto ocasiona fuertes impactos al fondo marino, a la cadena alimentaria y a las pesquerías, por la contaminación que produce.

En el caso de las pesquerías, se estima que 83.2 % de las unidades pesqueras marinas ya no son susceptibles de incremento de producción, y muchas de ellas requieren acciones de manejo y protección para detener su deterioro e impulsar un manejo pesquero con criterios ecológicos49,50.

Con relación al cambio climático, está claramente documentado que a medida que el calor y la energía excesivos calientan el océano, el cambio de temperatura genera efectos en cascada sin precedentes, como el derretimiento del hielo, el aumento del nivel del mar, olas de calor marinas, la acidificación de los océanos, además de que se exacerba el efecto de fenómenos hidrometeorológicos extremos como tormentas y huracanes, con severas consecuencias socioeconómicas en las regiones que los padecen.

4.4 Áreas Naturales Protegidas

Actualmente, la Conanp administra 232 Áreas Naturales Protegidas en 98,000,719 hectáreas y ha establecido 605 Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación (ADVC) (Figura 1), mecanismos de conservación de competencia del gobierno federal que representan el 14.33% de la superficie terrestre protegida y el 23.78% de la superficie marina protegida de México, donde se realizan proyectos de conservación de la biodiversidad y restauración de los ecosistemas representativos del país mediante alianzas locales, nacionales e internacionales.

Figura 9. Ubicación de las 232 Áreas Naturales Protegidas (ANP) de competencia de la Federación.


Las ANP resguardan la biodiversidad, sin embargo, están sujetas a factores bióticos y abióticos que causan su deterioro51. Las perturbaciones de las ANP pueden ser originadas por causas naturales o humanas, y provocan impactos directos como: el desmonte o la extracción selectiva de especies útiles; o impactos indirectos como la contaminación del suelo o del agua52. Por ejemplo, se ha identificado que el agente de degradación más frecuente en los predios dentro de las ANP de México que han tenido algún proyecto de restauración es la ganadería extensiva53.

El cambio de uso de suelo es uno de los factores de mayor impacto en las ANP debido a la fuerte presión demográfica a la que algunas de ellas se encuentran sometidas. El crecimiento demográfico trae consigo una creciente demanda de espacios para asentamientos humanos, caminos y producción de alimentos, lo que resulta en desmontes no autorizados para campos de cultivo y pastizales inducidos.

Por otra parte, la extracción no planificada de recursos forestales maderables y no maderables puede provocar sobreexplotación y pérdida de biodiversidad54. Cuando la demanda de alimentos y materias primas excede la capacidad de carga de los ecosistemas, es necesario efectuar acciones de restauración y mitigación de efectos que permitan la conservación de los recursos biológicos55. Además, la demanda de agua en las zonas urbanas cercanas a ANP provoca el uso excesivo de los mantos acuíferos, con la consecuente afectación a los ecosistemas hidrológicos56.

Otro de los factores de presión sobre las ANP son los incendios forestales, los huracanes y otros eventos meteorológicos, las plagas y enfermedades forestales, la erosión del suelo, la introducción de especies exóticas e invasoras, la cacería ilegal, el cambio climático, entre otras.

A pesar de un gran esfuerzo de conservación a nivel mundial, el deterioro de la biodiversidad continúa en aumento57 y esto involucra también a las ANP58. La degradación previa, el cambio climático, las especies exóticas invasoras y cambios más amplios al paisaje terrestre o marino afectan aun a las ANP bien manejadas, mientras que la invasión ilegal y la caza furtiva podrían resultar en una degradación grave. A pesar de que el manejo de las ANP contribuye a proteger sus ecosistemas, la degradación previa y las presiones externas continuas indican necesidades de restauración59.

En México, en general, el impacto humano en las ANP es menor que fuera de ellas. Sin embargo, algunas ANP sufren severos impactos humanos, en particular en las regiones Centro y Eje Neovolcánico, Planicie Costera y Golfo de México, y Occidente y Pacífico Centro, lo que impone un reto mayor para su manejo y la recuperación de sus ecosistemas60.

La restauración en México tiene una larga historia de proyectos orientados a preservar y recuperar el patrimonio cultural y natural del país, con un enfoque hacia la sustentabilidad.

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  2. Conafor, 2022.
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Actualizado en: 18/06/2025 - 02:07hrs.